El presidente me volviò a dejar su vehìculo y chòfer para trasladarme al hotel. Tampoco en esta ocasiòn se hablò de nada con el conductor. Seguìa pues en mis pensamientos intentando encontrar sentido a todo lo hablado con el presidente, la impresiòn primera y la decepcciòn posterior. Me estaban metiendo en algo que no entendìa y me sentìa colonizado en cuerpo y alma. Mi principal objetivo que era ayudar Alicia y sus compañeras, me reconfotò. Ademàs la idea de ser yo el que podìa actuar y no el presidente me animaba màs si cabe. El tenìa otras pretensiones se habìa dejado ver el plumero, pero si no me ayudaba a mì yo no le ayudaba a èl. Se ha descubierto antes de tiempo -pensè- El contaba con una mente vacia propia de una depresiòn con años. Pero al explicarme de ese modo se sintiò amenazado y se dejò ver lo que no tendrìa que enseñar. Una doble intenciòn, que me mantendrìa alerta. Por cierto... y esa sugerencia final...curioso muy curioso.
Me despedì del chofer autòmata y evitè mirarlo a los ojos, subì a mi habitaciòn y me sorprendiò en el espejo del baño unas letras escritas en blanco, toquè para comprobar como lo habìan escrito, y los dedos me los acerquè a mi sentido olfativo, un olor familiar a lavanda inundò mi pituitaria. Me lavè las manos y se hizo espuma con mis dedos manchados, habìan utilizado el jabòn como tiza.