Haber si me explico mejor porque veo que no me estàs entendiendo -me dijo en un tono conciliador-. Tenemos un pequeño problema ya que por medio de ti yo puedo ejecutar òrdenes, eres mi vehìculo conductor por eso tenemos que tener muy claros los pasos a seguir para poder ir en la misma direcciòn. Te dejarè que hagas tuyo el proyecto de las meretrices pero a partir de ahora cualquier otro cambio me lo tendràs que consultar, ¿entendido?. Me siento un poco amenazado - pensè decir- pero algo dentro de mì ,imposible de explicar, me ànimo a que no lo hiciera y por lo que le contestè ,que sì, que le entendìa perfectamente, y con su gesto me dijo que aprobaba mi decisiòn. Empezò a enumerarme formas de actùar para no compremeterme en lo que no me concernìa. Le oìa pero no le escuchaba empezaba yo mismo a tejer una tela para conseguir objetivos que ayudasen a este pueblo malherido. En un momento que concentrè mi atenciòn a sus palabras me dijo que me asignaria un grupo de personas para que me ayudasen en la gesta y le preguntè si eran como èl o còmo yo, advertì por segunda vez que no le gustaba mi pregunta por lo que me precipitè a decirle que yo podìa encontrar a mi propia gente de confianza, depues de un "rifi rafe" de media hora llegamos a un acuerdo el me ofrecia tres personas y yo otras tres. Igualdad de condiciones - me dijo- .
El tiempo en Moncloa se me habìa hecho eterno pero cuando me despedì del presidente de mirada helada y consultè mi reloj no eran màs que las tres del mediodìa, me invitò a comer pero le puse la escusa de que tenìa mucha prisa por empezar a trabajar , por ùltimo me anunciò que al dìa siguiente tendrìa a los tres ayudantes de los que habiàmos hablado en mi pueblo y me pidiò que les encontrara una casa cerca del rìo o de un manantial.